sábado, 20 de noviembre de 2010

Cuento para que aprendan a perdonar....


Ramona la Ratona que nunca Perdona
Había una vez una ratona llamada Ramona que no entendía la importancia de saber perdonar a los demás cuando se equivocan.

Si una amiguita de casualidad la golpeaba y le pedía perdón, simplemente le volteaba la cara muy molesta haciéndola sentir muy mal.

Una vez su hermanito menor, Paquito, le rompió sin querer un platito de su colección del juego de té y a pesar de que él le pedía de corazón disculpas ella muy molesta le contestó que NUNCA MAS lo quería ver en su cuarto. Paquito esa noche no pudo dormir bien por la tristeza que lo invadía.

Pero un día, la ratona Ramona tenía una fiesta muy importante adonde irían todas sus amiguitas de Cheescuelita (su colegio) así que pensaba ponerse muy pero muy linda ya que esta fiesta era una sola vez en el año.

Escogió un lindo vestido, unos hermosos zapatos y se amarró en las orejitas un lazo precioso de seda rosada. Pero oops! Faltaba algo para que adorne su cuello y su muñeca, era muy pretenciosa…

Le pidió a su mamá si le podía prestar el collar y la pulsera con piedritas rosadas que pertenecía a la abuelita Anita quien ya no vivía. Esas joyas eran muy importantes para la familia.

Su mami le prestó las joyas pero con la condición que las cuidara muchísimo ya que tenían mucho valor para ella.

Ramona le dijo que no se preocupara ya que las cuidaría mucho.

Esa noche, Ramona realmente estaba “reluciente”.

Cuando llegó a la fiesta se encontró con todas sus amigas, bailó mucho, comió, jugó, fue muy divertido pero OH SORPRESA! Cuando antes de irse, va al baño, se ve al espejo y … no tenía el collar! Sólo la pulsera…Dios! Qué voy a hacer?! gritó. Mi mamá nunca me lo perdonará, ya no me va a querer!

A pesar que lo buscó por todas partes, ya no estaba, se había perdido y tendría que afrontar el problema ante su mamita.

Ramona no quería ni ir a su casa pero ya casi eran las 12 y debía llegar ya!

Tocó la puerta y su mamita le abrió y de inmediato le dio un gran abrazo y un beso.

¿Cómo te fue? Le preguntó.

Ramona de inmediato se puso a llorar, no podía hablar.

Hijita, qué tienes? Alguien te hizo algo? Estás bien? Dime, porfavor!

Ramona le entregó a su mamá la pulsera con lágrimas en los ojos y su mamá se dio cuenta de inmediato de lo que había sucedido. Ramona lo único que pudo decir sin mirarla a la cara fue: Pppp pe pe per perdón!

Su mamá a pesar de la honda tristeza por el collar de la abuelita Anita, entendió que no había sido intención de Ramona perderlo así que le dijo que ya no se preocupara que peor hubiese sido si le pasaba algo a ella. Pero eso sí, que en el futuro tendría que comprometerse más ante una responsabilidad asumida.

Ramona no podía creer que su mamá la perdonase. En ese momento, se dio cuenta de la importancia del perdonar.

Sintió en carne propia lo que siente alguien que pide perdón de corazón con el temor de no ser perdonado.

Juntó sus propinas por mucho tiempo y compró un collar parecido para su mamá. Nunca podría reemplazar al de su abuelita pero necesitaba resanar de alguna manera lo que pasó.

Pidió disculpas a sus amiguitos por los malos momentos que los hizo pasar al no perdonarlos y en adelante Ramona la ratona fue mucho más feliz!

Enseñanza:
1.-Saber perdonar ayuda a mantenernos sanos.
2.-Saber perdonar para que nos perdonen a nosotros.
3.-Si aprendemos a perdonar creceremos como mejores seres humanos.

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